Los años pasan y vamos acumulando manías. Es un hecho. Seguro que los que
vais a leer este post (afortunadamente sois pocos y me mantengo como bloguera de
culto) tenéis muchas. Los humanos tenemos tantas manías que no todas las
computamos como tales por salud mental. Sabed que no hay nada que me dé más
rabia que alguien que diga que no es maniático. Ser maniático es tan básico,
fundamental e inevitable como ser amigo de tus amigos.
Manías hay de muchos tipos y mientras intento hacer una clasificación(sin
documentarme, a pelo esta vez) me doy cuenta de lo difícil que es. He decidido
que voy a confesar algunas mías y así, con un poco de suerte, podré hasta clasificarlas. Quiero aclarar que las manías (en mi caso, insisto) no son
siempre aspectos negativos de la realidad aunque sí en su mayoría.
He optado por la clasificación más obvia, la de los sentidos.
Cada manía se agrupa según el sentido que principalmente la percibe.
Vista: ¡hay tantas cosas que no soporto ver! Una de las que peor llevo
es a la gente mal calzada. Y no me estoy refiriendo a que los zapatos me gusten
o no, eso ya cada uno lo suyo. Me molesta ver a la gente con zapatos
plasticosos y de malísima calidad. Y ahora que me fijo en el calzado infantil
ya ni os cuento. ¿No os da vergüenza que vuestros hijos vayan en carros
carísimos, pero lleven unos zapatos de mierda? Esto podría darme para un post
entero. Paro.
Oído: Os podría hablar del sonido irritante que hace la tiza
contra una pizarra de las verdes, pero todo esto está quedando atrás con los
rotuladores, las pizarras blancas y qué decir de las digitales. A mí me molesta mucho más reconocer a los actores de doblaje. Empiezo a ver una película y de repente (y mucho antes de lo que quisiera) el actor protagonista se convierte en Eduard Farelo. A mí Farelo me parece majo, pero me irrita su voz en otro cuerpo, soy muy tradicional. Peor es cuando asocio una voz de actor de doblaje a un actor o actriz americano y luego lo veo en todas las pelis haciendo de otros actores americanos. Por ejemplo Anjelina Jolie que es doblada por la misma actriz que dobla a Nicole Kidman o Helena Bonham Carter. Acabo de buscar el nombre de la actriz de doblaje por justicia divina y se llama Nuria Mediavilla. Besis.
Olfato: "A ella le gusta la gasolina, dale más gasolina." Hemos llegado a
unos precios de mercado que si me la regalan sería capaz de llevarla en
botellas en el bolso, pero su olor me parece de lo más asqueroso. Y ya no hablo
del olorcito que hay ahora en las gasolineras, me refiero a aquella peste insoportable
de los ochenta que tantas veces me hizo suplicar que me dejaran en casa y me
recogieran después de llenar el depósito. Sé que a mucha gente le encanta. Me
consta.
Gusto: Este va a ser el aspecto que más os sorprenda y que más
críticas despierte. De hecho ya sé de cierta tuitera, muy amiga de hacer falsos
favs, que me va a criticar. A mí, de gusto pocas cosas me desagradan porque como
sean feas no las llego a probar. Y me diréis "¿la comida fea?". Pues sí. Me
enorgullece decir (a mi madre, la pobre, no tanto) que en 33 años no he probado
ni un mejillón, ni una almeja, ni un percebe...Y todo debe de estar buenísimo, lo
sé, que soy la primera que en Bélgica o
Francia muere de envidia al ver a la gente feliz con sus cubos de mejillones y
patatas.
Tacto: no soporto (al igual que mi padre y mi hermano) el tacto de los
palos de los helados. Me resulta insufrible. Con los años hemos desarrollado un
estupenda habilidad para usar el envoltorio del dulce en cuestión para cubrir el
palo sin llegar a tocarlo. También conocemos la opción de los helados sin palo,
pero sería demasiado fácil. Lo de relamer el palo ni verlo. ¡Ayyyyy!
Y ahora quiero millones de
comentarios (con 10 me conformo, blog de culto) en los que me contéis alguna
manía. Yo tengo muchísimas más, pero no las voy a desvelar de golpe que siempre me
pueden servir para algún que otro post.
Mi fino olfato me hace sufrir bastante. Mucho, en realidad. Y sólo de pensar en tocar un taco de gomaespuma me rechinan los dientes. Pero en donde coincidimos absolutamente es en los actores de doblaje. ¿Y los redoblajes? ¿Oír a Robert Mitchum con la voz de Ramón Langa? Penado por ley debería estar.
ResponderEliminarGwilt
Lo del olfato es algo que compartimos. Mi nariz no es decorativa.
EliminarLo del doblaje no me debo haber explicado bien. A mí no me molesta el doblaje que es útil y trabajo para muchos. A mí me molesta visualizar al doblador porque no tengo capacidad de abstracción. Ya sé que es evidente que no puede haber un actor de doblaje por cada actor a secas. No soy tonta (del todo).
Te he entendido muy bien. A mí el doblaje no me molesta en absoluto. Yo soy muy mainstream y muy simple. Y, de hecho, me parece interesante hasta como documento histórico: las partes sin doblar por censura, las voces temblonas de los 50, las más sexies de los 70 (Manuel Cano mi favorito)... Vamos, que a Constantino Romero me lo creo siempre.
EliminarGwilt
Otra cosa son los dobladores "que se dejan ver", los no profesionales metidos a dobladores y los redoblajes cutres sin profundidad de campo.
EliminarGwilt
Nos entendemos a las mil maravillas.
EliminarQuerida Seño,
ResponderEliminarMi amiga la Castora Americana y yo hemos desarrollado una fobia a la gente poco agraciada. Es tan aguda que entrar en sitios abarrotados de gente fea o poco agraciada me provoca pálpitos y sudoracion
Parte 2. He llegado a salirme de un museo por ese motivo.
ResponderEliminarPor no hablar de las sillas mal colocadas. Q me convierten en Toc.
Un saludo,
Superlalopez
A mí la gente fea no me molesta. La descuidada sí. Una cosa es que lleves una camiseta rota a propósito y la otra que ni lo hayas visto.
EliminarAy! No encuentro ninguna manía!
ResponderEliminarTambién a mis allegados les da rabia mi pasotismo...
Ra
¿Ninguna? Seguro que algo hay. No oportar que doblen o escriban en bolígrafo en los libros, dejar la pasta de dientes en un lugar concreto y que sólo sea ese, dormir con la almohada abrazada... ¡ALGO!
EliminarHe encontrado una! Bueno, la ha encontrado mi maridito: no soporto los grifos abiertos tirando agua!! Él (del norte) se pone a lavarse los dientes mientras el agua del grifo corre, o a desvestirse con la ducha ya abierta! Soy canaria, esa forma de malgastar agua me mata!!!
EliminarRa
¡Bravo! Es una manía bastante ecológica y buena, pero te la doy por válida.
EliminarGracias por pensar en ello. Seguro que te van saliendo más. Esto es empezar.
Llamáis manías a unas cosas que me dejáis patidifusa. Yo no soporto el despilfarro de agua pero no creo que sea ninguna manía.
EliminarLa única manía que tengo es no juntarme con maníacos.
P.D. mira que decir que un percebe es feo. El único ser vivo susceptible de ser feo es el humano...
Puedo buscar sinónimos de feo o decirte que no sigue los cánones estéticos requeridos por mí para la ingesta de dicho ser vivo. Aunque creo que en feo se resume mejor.
EliminarVoy a confesar públicamente mi manía más habitual. Es el número 6. Cuando me pongo una alarma, la suma de las cifras de la hora tienen que sumar 6. SI pongo el tiempo del microondas, que sume 6 también. Alguna gente se ríe de mi, lo admito, pero quien este libre de manías que tire la primera piedra.
ResponderEliminarMr Xarin.
Para no reírse. Doy fe de todas y cada una de las circunstancias.
EliminarYo veo muy mal, y la Naturaleza me compensa con una nariz, sí nariz, prominente en todos los "sentidos". El transporte público suele ser un castigo divino para mi, tanto por los que usan en demasía la colonia, como por los que no se acercan a la ducha ni por equivocación. Menos mal que soy fumadora, y dicen que afecta al olfato, porque sino no podría salir de casa. Y esto de siempre...
ResponderEliminarCon los años también me estoy haciendo muy maniática con el ruido. No soporto a la gente "gritona", y eso en Asturias es un verdadero problema :-D, porque somos gente que no nos gusta gritar, no...
Mandarina
Lo del olfato es mal compartido. Yo no soporto las cremas para la cara con aroma. Se meten en mi no pequeña nariz a vivir.
Eliminar¿En Asturias se grita mucho? Curioso. No lo tenía computado. Tomo nota.
Gracias por comentar.
Blogera de culto ains... si la gente entendiera eso XD
ResponderEliminarMuy fan de la puñalada de los favs a M.P.
Yo tengo la mania de que cuando bebo en copas, tazas o lo que sea con dibujos el dibujo debe mirar para afuera, no se porque pero lo tengo que hacer, si no me doy cuenta pues no me tiro de los pelos, como mi madre con tocar la purpurina y luego emparanollarse con que está por todas partes...
De pequeño comía las cosas por pares, tríos u otros números y las iba alternando en cada hemisferio de los molares, de ahí que mi madre se desesperará tanto porque tardara en comer tres horas unos simples cereales.
Ahora la que tengo a diario es la de limpiar mis gafapastas queridas, no puedo salir de casa sin pasarles la gamuza.
Lo tuyo también daba para más de un post. A mí lo de las copas me da igual, pero no me gustan los cubiertos con mango de plástico o rayado.
EliminarGracias por confesarte.
Yo siempre he sido "especial", pregunta a cualquiera. Pero tampoco creo que de para muchos post lo mío XD
EliminarAh y por cierto lo de los palos de los helados, eso también le da repelús a mi madre, es que ella no puede ni verme chuparlos. A mi eso me pasa con el sonido de ciertos rotuladores sobre el papel, solo de pensarlo se me pone la piel de gallina.
Dile a tu madre que bienvenida al club. Igual hago un change.org por palos de plástico.
EliminarSé lo que dices de los rotuladores da grimilla.
Saludos,
ResponderEliminarDespués de darle vueltas al tema que nos ocupa, he llegado a la conclusión de que no tengo manías, sólo una personalidad rica en matices: ¿es grave?.
Gravísimo. No tener manías es como no ser amiga de tus amigos. ¡No me digas eso! Sigue buscando o te mando a septiembre sin pasar por la
Eliminarcasilla del verano.
Petons
Hubo una época a mis 6 años que me dio por darle preferencia al lado izquierdo del cuerpo porque sentía que lo dejaba siempre en segundo plano. Lo lavaba y secaba de primero, intentaba coger las cosas con esa mano (sin éxito, soy diestra), si tenía que señalar utilizaba la mano izquierda...hasta intenté aprender a escribir, también sin éxito. La manía de la equiparidad entre los lados de mi cuerpo duró unos cuantos meses sólo, pero aún hoy me acuerdo, me río y lo pongo en práctica para recordar la niñez.
ResponderEliminar¡Me encanta! Creo que deberías volver a probarlo. Parece muy divertido. En serio.
EliminarTengo bastantes manías, no en plan "se va a acabar el mundo si no lo hago" pero tengo. Prefiero no pisar las rayas del suelo en la calle y me suelo sentar a mi izquierda en el bus, por ejemplo. Pero lo que no soporto es la sensación de morder toallas. ¿Por qué nadie iba a morder una toalla? No he dicho que fuera racional :-D
ResponderEliminarLas dos primeras, pase. ¿Morder toallas? Nunca se me hubiera ocurrido y me parece desagradable también. La sumo a la lista. Gracias.
EliminarSobre morder toallas y otros productos textiles....
ResponderEliminarMi abuelo materno, de nombre Aurelio, era la persona más divertida que he conocido y la más quejica. Se tiró 50 años diciendo que se moría y ni siquiera estaba enfermo...
Ya muy mayor, se rompió una pierna y le hospitalizaron. Compartía habitación con cuatro pacientes más y teníamos que pasar la noche con él "por si se moría". La primera noche se quedó mi madre -que ha heredado la capacidad de quejarse a gritos por poca cosa- y cuenta que mi abuelo se pasó toda la noche gritando.
Su forma de gritar era muy molesta, porque estabas durmiendo a pierna suelta y de repente te despertabas con unos "AYAYAYAAAAYYYYAAYAYYYY" a pleno pulmón. Y así cada vez que conseguías dormirte.
El caso es que a la mañana uno de los sufridos compañeros de habitación le dijo "Ay, señor Aurelio, después del accidente -de coche, le habían dado 100 puntos en la cabeza y un año después todavía estaba con secuelas- tenía tanto dolor que me metía en la boca una servilleta de lino y la mordía con fuerza para no gritar. 5 servilletas destrocé"
A lo que mi abuelo muy ufano respondió: "Ben falas, pero ¿non ves que eu non teño dentes?"
A tu abuelo no le faltaba razón. Sin dientes no hay mordisco que valga. Ni servilletas ni leches.
EliminarGracias por compartirlo y por hacerlo aquí. Dando caché al blog de culto.
Bueno, él se apañaba bastante bien. Había perdido gran parte muy joven (la guerra y la posguerra fueron brutales con él) pero odiaba firmemente la dentadura postiza. Mira, una manía!!! #círculocerrado
ResponderEliminarMaravilloso cerrar este post com tu comentario. Te perdono lo de Eurovisión y todo.
EliminarHabrá segunda parte. Aviso.
Gracias, Pri.