martes, 18 de marzo de 2014

Cada uno lo suyo


En cuanto pasa Carnaval, me pongo a pensar en Semana Santa. Es un hecho. Así como en Navidad más o menos todos tenemos hábitos y obligaciones similares, en Semana Santa es todo más irregular. Están los que huyen a un destino remoto, los que la viven en sus ciudades o pueblos con la más absoluta devoción, los que no salen porque son cuatro días y un largo etcétera.

Preciosa ilustración de Ortiz Berrocal

Para mí Semana Santa es barbacoa. Tal cual y sin despeinarme lo digo. Para mí es barbacoa de mi padre. Hay para los que hacer barbacoa es algo habitual porque tienen casa molona, pero yo vivo en un piso y hacerla en la terraza me parece cutre. Me siento fascinada por pegarme un atracón a comer mientras mi padre, sacrificado, lo hace todo al  fuego. Y digo sacrificado porque el encargado de mantener las llamas suele ser el que peor lo pasa, las cosas como son.




He investigado (llamaré así a echar un vistazo a lo que cuenta internet) y he visto que tiene diferentes orígenes, todos americanos, de la América la de Colón. El que más me ha convencido es el origen taíno, de la zona que ahora ocupan La República Dominicana y Haití. Era una manera de asar la carne sobre un conjunto de palos puestos sobre un hueco.

Ahora hay barbacoas de lo más bonitas y estilosas. Os pongo algunos modelos repreciosos para que os animéis a usar una en vuestras terrazas y así me parecerá menos cutre y me animaré.



Debo reconocer que hay otro factor que hace que adore esta peculiar y deliciosa manera de cocinar. Canción sorpresa con joyas como: "¡Qué ricos los chorizos parrilleros!" y "Qué bueno es este vino de garrafa".  Me vais a querer mucho porque os vais a pasar el día con la canción en la cabeza.  




Nota: Semana Santa también es mona de chocolate (pronto en sus pantallas) y torrijas de las que hace la madre de mi amiga MJ que están de chuparse los dedos. 

7 comentarios:

  1. Pues para mi la Semana Santa sigue siendo la de mis 17 años, de ir a la discoteca y tener que salir antes para ir a la procesión con nuestras madres.

    Han pasado muchas Semanas Santas y ninguna otra se me ha quedado grabada. Qué añoranza de juventud más terrible me acaba de entrar...

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    1. Pri, me encanta ese plan. Yo también he pasado alguna parecida, pero sólo con discoteca.
      La nostalgia de adolescencia es repreciosa. Es una época que pienso reivindicar siempre.
      Gracias por comentar.

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  2. La barbacoa urbana se prende en el terrado y se avisa a gritos a los vecinos para que procedan a secar las sábanas por que vas a asar sardinas. Luego resulta que el aviso es innecesario, por que el fuego no prende ni con toda la familia abanicándolo como a una hurí mientras fluyen la cerveza y el vermú casero: patatitas y aceitunas sobre la claraboya. Empieza a refrescar, pero no se nota. Minuto de silencio:-Tu padre sí que sabía hacer fuego-. Los niños ayudan subiendo y bajando la aceitera, las pinzas, otra cerveza.

    Senyo, me pone usted tontorrona en el peor sentido del término. Gracias.

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    1. Tener recuerdos bonitos es la mejor de las posesiones. Y si te los evoca mi post es que sirven de algo. Barbacoa forever!

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  3. Me encantan las barbacoas en Semana Santa como a ti, ademas yo tengo en casa el "niño de la barbacoa". Y con esa canción tan original celebraba con mis hijos (cantando a todo trapo) cuando llegábamos al pueblo a pasar las vacaciones. Cuando quieras mi barbacoa te esta esperando.

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  4. ¡Què coincidencia! Igual esta Semana Santa te llevas una sorpresa.

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